Los más antiguos, recordarán a dos aficionados del antiguo campo municipal del Fondo. La pareja era un matrimonio ya jubilados ambos, que no faltaban a la cita de cada domingo por la mañana para ver a su equipo. El hombre tomaba asiento en la grada de cemento que había tras la portería del lado Santa Coloma y junto él, su mujer hacía lo propio. Comenzaba el encuentro, y con el pitido inicial, ella comenzaba a narrar de todo lo que ocurría dentro y fuera del terreno de juego mientras estaban cogidos de la mano. No es que ella fuera Héctor Del Mar ni José María García, ni siquiera era periodista. La razón de que nuestra protagonista se dedicara a contar en voz alta lo que sucedía, era porque su marido era invidente. Aquel hombre disfrutaba del partido como todos los que allí estábamos, a pesar de no poder ver absolutamente nada. Se que esto, ha ocurrido en otros campos en Primera y Segunda División, pero antes de oir esta historia en el campo del Betis o del Celta, yo ya la conocía en el campo de la Grama.
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