miércoles, 13 de agosto de 2014

HUNGARIA AYER, GRAMENET HOY.

 El Hungaria era un combinado de jugadores en su mayoría húngaros, pero también los habían checoslovacos como Marik, yugoslavos como Monsider o rumanos como Simotec, que entrenados por Fernando Daucik y teniendo como estrella a Ladislao Kubala, recorrió Europa a finales de los años 40 del siglo pasado desde Portugal a Italia, y por supuesto, por España. Estos jugadores se veían obligados a jugar fuera de su casa porque huían del yugo comunista y tampoco podían competir de manera oficial, porque la FIFA no les dejaba, al ser considerados exiliados y prácticamente como apátridas. Lo que nadie les podía prohibir, era realizar partidos amistosos y con un poco de fortuna, que algún equipo les diera una oportunidad y así quedarse en Occidente. Y tuvieron suerte, y algunos quedaron en Barcelona, Granada, Palma de Mallorca o La Coruña, después de asombrar en sus exhibiciones deportivas. Casi setenta años después, el club más antiguo de la ciudad y el equipo de nuestra población que milita en una categoría superior al resto, se ve obligado a competir fuera de la que ha sido su casa durante 91 años de vida de la entidad. Pero a diferencia de lo que ocurría con el Hungaria, hoy no son ideas políticas las quien impide a la Gramenet jugar en Santa Coloma, sino que es la venganza, los oscuros intereses, la desidia institucional y “los juegos de manos” lo que hacen que la Unión Deportiva Atlético Gramenet, la verdadera, la histórica y la auténtica, juegue fuera de su hogar, echando no solo al equipo y a sus jugadores, sino también a sus sufridos aficionados.


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